Como Inés Hernand, nuestra última invitada al videopodcast de WATIF, me reconozco «adicta a la ocupación». Cada vez que mi familia me pregunta en qué estoy trabajando, un Pepito Grillo tamaño bolsillo saca un pergamino enorme con todas las reuniones y proyectos en los que estoy metida.
Soy periodista/podcaster/ponente/profesora y…alguna cosa más. Supongo que yo también formo parte de la generación slash y de eso, justamente, te hablo hoy.
🚀 Esto es WATIF. El resto es historia.
En la tradición coreana del doljabi, los padres colocan varios objetos frente a su hijo o hija en su primer cumpleaños. Cada uno representa una profesión y el primero que el bebé toque marcará su destino. Si agarra el estetoscopio, será doctor; si coge el mazo, juez; si se decanta por el bolígrafo, un autor de renombre; y si prefiere los billetes, nadará en dinero. Apenas tiene un año y ya sabe a qué se dedicará para los restos.
La expectativa de escoger una carrera a tan corta edad se repite en cualquier parte del mundo. A los 16 años, los adolescentes españoles deben elegir su futuro profesional (cuando escogen la rama de Bachillerato), y en su decisión influyen múltiples variables: imposición familiar, oportunidades laborales o una cuestión económica. Después, muchos descubren, tengan 30 o 50 años, que su elección no les satisface. No es casualidad que, según una encuesta de Gallup, solo el 18 por ciento de las personas se sientan realmente satisfechas con su trabajo.
Por eso, cada vez más gente opta por tener múltiples roles laborales. El libro que descansa en mi mesilla de noche lo escribió John Grisham, un abogado convertido en autor de thriller que, según reza la solapa de la novela, escribe una obra nueva casi cada año. Clàudia es ingeniera mecánica y de producto, pero yo la conozco por su pequeña tienda online de cerámica, Cal Studio; y mi amiga Montse es graduada en Química y canguro de perros. Todos ellos son representaciones de la generación slash, aquella en la que las personas combinan diferentes trabajos y pasiones a la vez.
El término fue acuñado por primera vez por Marci Alboher en 2007, en referencia a la barra inclinada (/) que separa los distintos empleos de una persona. Ella misma se consideraba parte del movimiento, como abogada/periodista/conferenciante. Cada sombrero profesional le valía para dedicar parte de su tiempo a diferentes intereses, sin tener que dejar ninguno de lado. Estaba convencida de que todos, en algún momento, necesitamos reinventarnos hasta encontrar la mezcla adecuada. Solo así, teniendo diferentes trabajos, seremos capaces de responder a todas nuestras pasiones. O, en última instancia, nos sentiremos realizados profesionalmente. Para Marci Alboher, el futuro del trabajo será slash o no será.
Sin embargo, la generación slash esconde una cara menos amable: ¿es una cuestión de preferencias, como defiende Marci Alboher, o pura supervivencia? ¿Serán las empresas capaces de integrar perfiles tan diversos? ¿Realmente el futuro del trabajo será tan fluido y flexible como plantean los slashers?
Pasión vs. supervivencia
Un trabajador slasher es un camaleón laboral, el exponente de la reinvención profesional. Como una Barbie en su etapa de mujer orquesta, combina múltiples facetas en una misma semana. No se trata de escoger entre varios empleos, sino de integrar las distintas pasiones y habilidades en una agenda copada; estirar como un chicle la jornada de 40 horas. Sin embargo, no hay que confundir este estilo de trabajo, impulsado por cierto optimismo y un espíritu emprendedor, con el pluriempleo. Para los slashers, la flexibilidad es sinónimo de adaptabilidad y crecimiento; para los pluriempleados, suele responder a la inseguridad y la precariedad.
En España, el pluriempleo continúa aumentando. Es el caso de Isabel. A pesar de llevar 40 años trabajando en el área de contabilidad y finanzas de una compañía de seguros, tuvo que buscar otro trabajo para llegar a fin de mes. Comenzó cuidando de niños y limpiando casas de vecinos y ahora combina su empleo a jornada completa con la limpieza de apartamentos turísticos. Aprovecha las tardes, los fines de semana y los dos días de teletrabajo que tiene para ejercer, sin contrato, como limpiadora. «Si solo trabajara como contable estaría feliz, porque es un trabajo flexible, que me gusta, con horario bueno y dos días de teletrabajo. Con el pluriempleo voy de arriba a abajo y no descanso», me explica por audio de WhatsApp.
En los matices reside la diferencia: los slashers comprenden sus habilidades como el eje de su carrera, entienden que para satisfacer sus pasiones deberán renunciar a parte de su tiempo libre; los pluriempleados, en cambio, no ven con buenos ojos esa transacción. Entonces, ¿estamos cada vez más cerca de asumir el trabajo flexible y para múltiples empresas como el futuro del empleo?
Un solo trabajo <<<< Múltiples proyectos
Ya hay empresas liderando la ola del trabajo slash. En 2021, cuatro socios fundaron Shakers, un marketplace que conecta proyectos de grandes empresas con profesionales senior del sector tecnológico. A diferencia del freelance tradicional, comúnmente asociado a trabajos puntuales y precarios, en Shakers consideran al freeworker (trabajador libre) como el empleado del futuro: un profesional con experiencia que decide salir de la estructura laboral para trabajar por proyectos a medio plazo. La propia compañía está llena de slashers: el responsable de datos es productor musical y DJ, y uno de sus gestores de cuentas también trabaja como profesor de surf.
Por ahora, el modelo que defiende Shakers es algo exclusivo: su comunidad es una suerte de club VIP de trabajo, con 2.000 profesionales y una lista de espera de unas 20.000 personas. Sin embargo, ya hay gigantes como Microsoft o Inditex que han entendido que ciertos desarrolladores, ingenieros de IA o expertos en data science prefieren gestionar su tiempo y elegir los proyectos que les interesan, donde desarrollan diferentes talentos, en lugar de estar atados a un puesto fijo.
«¿Crees que vamos hacia un modelo de trabajo donde no tengamos que rendir cuentas a una sola empresa, sino que podamos trabajar para muchas?», le pregunto a Jaime Castillo por teléfono. El cofundador de Shakers me dice que la sociedad occidental ha cambiado y ahora las empresas ya no dictan las reglas. «Ahora el talento, en muchos casos, también las marca», reconoce. Por eso, en Shakers están convencidos de que el futuro del trabajo pasa por estructuras empresariales mucho más atomizadas, con equipos más pequeños y ágiles que orquestarán una fuerza externa de talento según las necesidades de cada proyecto.
Shakers no es la única empresa que pretende dar carpetazo definitivo al concepto tradicional de trabajo, con los pequeños cubículos y las hileras infinitas de mesas. Otras compañías, como Ambar Partners o Passionfruit, también apuestan por una forma de trabajo por proyectos, distinta a la de la oficina habitual, en sectores como la abogacía o el marketing. Al fin y al cabo, «es mucho más eficaz tener equipos flexibles que se sumen cuando se les necesite y luego se vayan a trabajar en otros proyectos», cuenta Jaime, que profesionales que «calienten la silla».
Si bien este modelo de trabajo puede funcionar para perfiles senior en ciertas áreas, no todas las profesiones corren la misma suerte. Quienes nos dedicamos al trabajo creativo lo sabemos: para un productor audiovisual o una copywriter, no es tan sencillo saltar de un proyecto «de alto valor» a otro debido a la estructura del mercado. Y ahí es donde necesitamos encontrar nuevas fórmulas.
El trabajo libre… ¿el trabajo mejor?
Los datos avalan la tendencia: ser slasher es una decisión más que una moda. Ya en 2017, un informe de la plataforma de freelance Fiverr mostraba que la mayoría de los profesionales encuestados trabaja en proyectos porque así lo prefiere y no porque esté esperando un empleo fijo. De ellos, el 95 por ciento se consideraba slasher: combinan diferentes habilidades e intereses (por ejemplo, periodista/consultor/director de marketing) y los adaptan a cada proyecto. En su mundo, cultivar conocimientos —desde la ingeniería de prompts hasta el branding— tiene premio.
Joan Clotet se define como un humanista digital. Después de 35 años trabajando para multinacionales, decidió emprender su propio camino y me dice que nunca ha sido más feliz. Aunque reconoce que el trabajo slash es algo incipiente y que solo afecta a un reducto de la población —principalmente trabajadores del conocimiento en el sector privado—, cada vez más profesionales crean su propia cartera de servicios y más empresas buscan habilidades en lugar de títulos o trayectorias. En otras palabras, las compañías han entendido que, si un trabajo no te permite sentirte realizado, «los trabajadores no es que se vayan [de la empresa], es que ni entran».
Para Joan, el futuro del trabajo pasa por adaptarnos al cambio y permitirnos reconocer que todos «somos muchas cosas» a la vez. Aferrarse a la seguridad de un solo empleo puede ser un riesgo a largo plazo, especialmente en un mundo donde la tecnología avanza y las habilidades requeridas cambian constantemente. Por eso, Joan cree que la clave está en la reinvención y el autoconocimiento. «Hay gente que me dice: nunca lo haría; hace mucho frío ahí fuera, y yo les digo: hace mucho calor ahí dentro y a veces no te das cuenta hasta que te hierves».
El semáforo
🟢 Un Habbo Hotel para el teletrabajo. La mayor parte de mi carrera profesional la he desarrollado desde el despacho de casa, por lo que me parece curioso trasladar la esencia del coworking a un espacio digital y coincidir con tus compañeros en un escenario con una estética entre Pokémon y Habbo Hotel. Sé que habrá gente que aborrezca la idea, pero yo ya quiero crear mi avatar.
🟠 Elon Musk tiene un nuevo negocio en el punto de mira: un restaurante, teatro y cargador de vehículos de Tesla. En el NYT dicen que Musk está apostando por transformar un aspecto clave de la cultura: los restaurantes con gasolineras. Eso sí, el plan de negocio se diseñó antes de que las acciones de la compañía cayeran un 50 por ciento.
🔴 23andme, la empresa que puso de moda los test de ADN, se ha declarado en bancarrota. Marta Peirano define muy bien por qué esta noticia está en el semáforo rojo: «Eso significa que vendrá un liquidador y venderá todo lo que tengan de valor. Las oficinas. Las sillas. Los datos genéticos de sus 15 millones de usuarios». Ups.
Paloma Rando, en WATIF el Club
Paloma Rando, guionista de series y columnista, viene a WATIF el Club a hablar de Mariliendre, la nueva serie producida por Los Javis para Atresplayer que ella coescribe y que acaban de presentar en el Festival de Málaga.
Emilio y Bosco aprovecharán para hablar con ella sobre el calendario televisivo del 2025, el fenómeno de Adolescence o la tercera temporada de The White Lotus y tú podrás preguntarle LO QUE QUIERAS a Paloma.
La cita es online y, como ya sabes, exclusiva para los miembros de la comunidad de WATIF, así que estás a tiempo de sumarte!!!!
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🤝 Hasta la próxima,
Me parece muy interesante lo que comentas, Mar. Y concuerdo en los aspectos positivos. Echo en falta una mención a la parte negativa, o no negativa pero sí la contrapartida de esto, ampliada para abarcar más que el pluriempleo.
Es una manera de trabajar muy ligada a un perfil concreto de trabajador (al 80% tecnológico, con predisposición a trabajar desde casa, que se permite A) otro trabajo B) otro hobbie (¿consideramos ser profesor de surf dos días a la semana un trabajo o un hobbie?) que no es mayoritario.
¿Qué pasa con la familia? ¿El cuidado de los hijos? ¿La relación en pareja?
Una persona slash está ligada a unas oportunidades concretas (desde casa/en la misma ciudad o muy cerca). De no ser así, una vida como trabajador slash es una vida en constante movimiento que no te permite asentarte en una ciudad/crear una familia.
A veces creo que le damos mucho valor al hacer muchas cosas.
Esto es más una reflexión que una crítica. Me ha gustado mucho el texto, me parece que la gente de mi edad (18-25) es cada vez más propensa a esto. Quizás ahora porque tenemos el mundo por delante, pero me gustaría saber si en un futuro cercano seguiremos con estas aspiraciones u optaremos por centrarnos en cosas más "tradicionales" y que requieran un trabajo (y varios hobbies, que creo que es importante hacer la distinción).
Un saludo! 👋
Gracias, me encanta que haya un nuevo término para los espíritus renacentistas, multipotenciales y ahora Slashers, creo que el mundo no está para menos en una época de disrupción total como en la que nos encontramos.
A la fecha he estudiado, trabajado y practicado Teatro, Literatura, Periodismo, Marketing, Emprendimiento, Alta Dirección de Empresa, Consultoría, Locución y vivo escribiendo por necesidad, pasión y negocio.
Estoy seguro que más gente necesitará de nosotros, pues el mundo está en una evolución tal que necesitamos conectar conocimientos tal como la red lo está haciendo, justo por ello me la paso lanzando nuevos proyectos y emprendimientos a cada momento.
Gracias por la info y me uno a su suscripción.
Saludos